Representación de la anormalidad en el diagnóstico médico a través de la mirada de dos revistas especializadas : la Revista de neuro-psiquiatría y la Revista de psiquiatría clínica (1947-1970)

Abstract

A lo largo de la historia se han construido distintas representaciones en torno a la locura, al ser interpretada desde las circunstancias culturales y hegemónicas que representan cada época. Forjando explicaciones que permiten comprender como se manifiesta y los factores que la conforman. De este modo, el calificativo de “loco” transitó desde la interpretación sobrenatural, a una base orgánica formal de enfermedad mental. Condición que determinó su expulsión de los espacios públicos, al ser considerada un símbolo de marginalidad social. Es decir, “Por razones muy diversas, los locos podían ser segregados de la comunidad”. El proceso asumió la locura por parámetros formulados que buscaban dar explicaciones para comprender las diferencias de un otro considerado sano. La medicina ideó una respuesta racional al problema presentándose el manicomio para asistir y curar a los alienados, simbolizando el progreso de una sociedad ávidamente reformista, donde el aislamiento constituía el elemento central del proceso terapéutico, trazando una línea de construcción cultural que establece los comportamientos que puede recibir un tratamiento. Sin embargo, la saturación de los establecimientos destinados a la curación hizo de este espacio un lugar para silenciar a todos cuya manera de pensar o comportarse resultara amenazante. Roy Porter alude “la historia de la locura es la historia del poder”2 al amenazar la estructura de lo normal, al identificar lo diferente como peligroso, apartándolo para después buscar la causa que explique esa desviación. Al poner la etiqueta la medicina estableció la clasificación a quienes fueron su objeto latente de interés, dando cuenta de las relaciones de poder de la psiquiatría al amparo del discurso de la verdad, en la búsqueda de calmar los comportamientos y desarrollar en enfermos actitudes sociales acordes a la ciudadanía. En Chile, el desarrollo de la psiquiatría dio inicio con la instauración de la Casa de Orates de Nuestra Señora de los Ángeles a mediados del siglo XIX en Santiago, consolidándose como el primer establecimiento para alienados del país, marcado por la escasa formación médico-científica de los profesionales sobre la locura. Los espacios eran compartidos por los sectores excluidos, y clasificados “en 3 grupos: furiosos, deprimidos y tranquilos”. No obstante, la Casa de Orates arrastraría consigo una serie de problemáticas internas entre la medicina y la beneficencia pública, producto de una administración compartida y un constante hacinamiento. Proceso el cual con el cambio de siglo y las reformas públicas que estableció el Estado, vieron modificado el desarrollo de un movimiento que dio paso a la promoción de centros de atención comunitaria que buscaban remplazar los antiguos asilos, buscando el mejoramiento sanitario del paciente y la integración de los excluidos. Reflejando el alcance de los grupos académicos por medio de la edición de revistas científicas. Objeto de análisis de esta investigación, en primer lugar, al ser un instrumento escasamente estudiado, debido a que la historiografía chilena se ha centrado en los procesos que acompañan el surgimiento de los Manicomios, existiendo un limitado número de trabajos que aborden el proceso desde la representación de la anormalidad en el diagnóstico médico.