El síndrome de Burnout en docentes de la Región de Ñuble

Abstract

A raíz de la epidemia del Covid -19, también denominado coronavirus, se ha visto afectada la salud mental de toda la población y se sigue extendiendo por el mundo, se conoce que “el 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró el brote del coronavirus SARS-CoV-2 como emergencia de salud pública internacional. El 11 de marzo de 2020 la OMS lo declaró pandemia”, las personas deben realizar esfuerzos para poder sobrellevar las cargas extras que se han desencadenando desde la llegada de este brote y experimentando variadas emociones, por ejemplo el miedo, “una emoción primigenia del sapiens sapiens, del ser humano actual y el de otras épocas históricas”, “el miedo, como el resto de emociones, es un «sistema emocional» que genera un estado mental negativo, molesto o inquietante (Tizón, 2020) dando paso a las inseguridades que se afrontan en la vida laboral, disminución de la motivación por el trabajo y el desarrollo de indiferencia y actitudes distantes hacia el trabajo y hacia los propios estudiantes, perjudicando la salud física y psicológica de los sujetos (Llorens, 2005). En este sentido, es importante señalar que generalmente el trabajo ocasiona los medios económicos y materiales de toda una sociedad, también suele ser una tarea que permite el crecimiento de habilidades y potencialidades de las personas, por lo cual cuando se inicia la vida laboral no sólo se busca la retribución económica, sino además complacer las necesidades de reconocimiento y satisfacción personal. Desafortunadamente la actividad laboral a largo plazo para algunos profesionales ocasiona disgusto, falta de motivación, bajo rendimiento laboral, entre otros, todo esto sucede por demandas administrativas y obligaciones adjuntas con un arduo trabajo, de manera que el trabajador se estresa y se frente a las exigencias del puesto (Molina, Amador y Rodríguez, 2015). En relación a el estrés frecuente, deterioro y agotamiento, nace el término de síndrome Burnout (quemarse o quemazón) usado por primera vez por Freudenberger, aludiendo al desgaste o a la sensación de sentirse exhausto debido a las demandas excesivas de energía, fuerza o recursos extras, volviéndose inoperante, con los sistemas de evaluación se han identificado tres dimensiones de proceso (Delgado, 2003, p:26). Los estudios han abordado diferentes aspectos en relación al Burnout en docentes, junto con una falta de reconocimiento social, se desempeña en una población de estudiantes que requiere gran dedicación y cuidado que va más allá de ser docente, también cuentan con una alta carga de trabajo, número de alumnos y más tiempo de trabajo (Vidal, Carlotto, Souto y Da Silva, 2010) los profesores son los que tienen mayor relevancia de sufrir del proceso de estar quemado, requieren de estar permanentemente en contacto con personas y exponiéndose (Brito, 2018). Los profesores y profesoras enfrentan muchas demandas por las continuas reformas del sistema educativo, situaciones permanentes de mayor preparación académica, actualización metodológica, conocimientos psicológicos de los alumnos, entre otros. Todos estos términos no favorecen a la labor docente, como consecuencias afectan su salud física y bienestar psicológico, desordenan su organización personal, entregando mala calidad de servicio, sintiéndose futrados por no poder obtener los logros y mantener un buen trabajo dentro del aula (Hermosa, 2006). Por su relevancia se ha investigado la presencia de esta enfermedad en las docentes de la Región de Ñuble de los establecimientos educacionales de dicha zona. Al respecto, los resultados obtenidos muestran que las docentes encuestadas no presentan un desarrollo de padecer el Síndrome de Burnout y poseen las capacidades necesarias para poder realizar sus labores profesionales. Lo que se concluye en un alentador resultado, ya que son parte fundamental de los procesos de aprendizaje y transformación de los y las estudiantes.