La erótica femenina chilena en (des)encuentros (des)esperados (1992) de Ana Maturana, Siete días de la señora K (1993) de Ana María del Río y Signos bajo la piel (1995) de Pía Barros

Abstract

Durante la década de los 80 la sociedad chilena experimentó grandes cambios en relación a épocas anteriores; estos cambios fueron provocados por una serie de factores; entre los que se encuentra la inserción de un nuevo sistema económico neoliberal por parte del gobierno militar, la constante represión de los medios masivos de comunicación y la libertad de expresión. La literatura post-dictadura jugó un importante rol, al intentar retratar los sentimientos reprimidos por las circunstancias. En este período encontramos temas como el exilio, el dolor, la vida y la muerte. Como es de esperar, bajo cualquier régimen autoritario, la creación literaria, producto de la censura, sufrió graves trastornos. En Chile, existieron dos generaciones surgidas en períodos de gran convulsión social: la primera es la de los Novísimos, en la década de los 70, y la segunda, conocida como N.N, ambas fueron marcadas por el golpe militar de 1973. Posterior a estas etapas surge la llamada ―Nueva Narrativa Chilena‖, que comprende la década de los 80 y 90 en Chile. Se gesta una nueva forma de narrar los acontecimientos que marcaron la sociedad de antaño, nos referimos a la novela policiaca, donde los detectives son los protagonistas de las historias y los que ayudan a descifrar las incógnitas. Pero esto no es lo más importante de la nueva narrativa, pues se exhibe un desarrollo en el ámbito literario de las mujeres, quienes amplían sus temas eróticos hasta la exhibición misma de sus relaciones más íntimas. Como ya lo hemos descrito, a medida que transita el tiempo se originan variaciones en el ámbito literario, tanto en literatura masculina como femenina, es por esto que intentaremos graficar esos cambios a través de nuestra investigación. La motivación de este estudio está dada por las cátedras dictadas por el profesor Juan Gabriel Araya en el curso ―Nueva Narrativa Chilena‖, en el que surge el tema del descubrimiento erótico femenino, especialmente en la novela “Siete días de la Señora k” (1993) de Ana María del Río. Después de esto comenzamos a interiorizarnos en el tema descubriendo más autoras chilenas que destacan con algunas de sus obras en el ámbito erótico. Nos interesa conocer el punto de vista femenino acerca del erotismo, con el objeto de establecer diferencias y comparar resultados en función de los relatos que estudiaremos. Estimamos que no existen muchos registros de narrativa femenina, tal vez porque no han sido estudiados o por un prejuicio de los críticos hacia las escritoras. Sin embargo, actualmente se han producido cambios sociales y políticos que han favorecido al sexo femenino en muchos aspectos, siendo uno de ellos el literario y el que convoca nuestro estudio. La mujer deja de ser la protagonista de las novelas masculinas para convertirse en la protagonista de las propias, dejando a la luz sus más íntimos pensamientos y deseos eróticos. Creemos que la erótica es un tema poco abordado en Chile y cada vez existen más exponentes, es por esto que se hace necesario estudiarlo para darle más auge. Por lo dicho, analizaremos la década de los 90, pues corresponde al período en que los textos femeninos adquieren mayor relevancia. Entre las escritoras que formarán parte de nuestra investigación se encuentra Ana María del Río con su texto Siete días de la Señora k. Publicado en el año 1993. La novela nos muestra la concepción de familia y papel que la mujer debía cumplir en la sociedad, en su trama se lucha contra este concepto tradicional, pues la protagonista en circunstancias que se encuentra sola en su hogar, sin su familia, emprende el camino hacia su autodescubrimiento erótico. Andrea Maturana, igualmente formará parte del estudio erótico con su texto (Des) encuentros (Des) esperados, publicado en 1993, compuesto por 13 cuentos que contienen su cuota de erotismo, manifestando otro tipo de narración sobre la misma materia. Muestra explícitamente en sus cuentos ―Roce I, II Y III‖, la liberación de la mujer, los deseos y juegos sexuales, aquellas fantasías eróticas que estaban reprimidas salen a la luz. Esta obra, ha sido considerada por Barraza (2013) como la primera que emprende el camino hacia el ámbito erótico: ―La literatura erótica en Chile desde una autoría femenina se instala tímidamente en la década de los noventa con la obra: (Des) encuentros (des) esperados de la escritora chilena Andrea Maturana.‖ (Barraza, L. 2013: 63) Finalizamos con la destacada literata de la erótica femenina, Pía Barros. Es ella la que declara abiertamente ―(…) Si hay algo que falta develar en nuestra cultura, misógina, triste, racista, sexista y de mala cama, es nuestros niveles de erotismo (…)‖ (Lavquen, A. 2004) La afirmación anterior queda de manifiesto en los cuentos que componen Signos bajo la piel (1995), por su potente contenido sensual y erótico. Por lo tanto, consideramos que este texto es un llamado de atención a la sociedad conservadora que aún perdura. Autoras como Ana María del Río, Andrea Maturana y Pía Barros nos demuestran que las mujeres pueden expresar sus más íntimos deseos a través de la literatura. Estas escritoras tienen en común que sus textos eróticos fueron publicados en la décadas de los 90. Estos relatos son un importante avance de las ideas progresistas en el ámbito social y político en Chile.