La distribución de la jornada laboral docente, considerando la distribución de horas y la importancia para el proceso pedagógico la disponibilidad de horas no lectivas, en colegios municipales y particulares subvencionados

Abstract

En Chile hoy indudablemente la jornada de trabajo de los profesores es bastante especial. Se estructura en horas pedagógicas y horas cronológicas. Además están las horas de aula, y las de complementación y recreos. Pero, prácticamente no disponen de tiempo para la dedicación a tareas no lectivas: preparación de material, revisión de pruebas, reflexión sobre el proceso enseñanza-aprendizaje, entre otras. Identificar la distribución de la jornada laboral de profesionales de la educación, considerando las horas de contrato, y la importancia que tiene para el proceso pedagógico la disponibilidad de horas no lectivas es el eje central del presente documento investigativo. Por una parte, según datos del Primer Censo Docente, el 29% de los profesores encuestados trabaja de 10 a 12 horas no remuneradas semanalmente, en tareas relacionadas con la escuela. Esto es, un cuarto de su jornada de trabajo. Aún más, el 15% de ellos incluso destina más de 20 horas a la semana para revisar pruebas, preparar guías, completar tareas administrativas entregadas por el Equipo Directivo, entre otras. Horas que, por supuesto, no son remuneradas. Por otra parte, según los datos del mismo Censo, el 35% de los profesores destina solamente una o dos horas diarias a su entorno familiar o de amigos. Asimismo, el 9% está menos de sesenta minutos con su familia. Es decir, el trabajo docente en Chile no deja tiempo para una socialización efectiva, para recrearse, para la lectura, para participar de organizaciones de la sociedad civil, entre otras actividades de esparcimiento cultural. La jornada laboral docente en Chile establece un porcentaje de horas lectivas y no lectivas para todos los profesores, independientemente de la asignatura que impartan. Se entiende por actividad lectiva, hora lectiva o periodo lectivo, la impartición de clases (periodo no superior a 60 minutos ni inferior a 45) y toda aquella actividad realizada con alumnos que contribuya a la formación académica y/o personal de los mismos incluyendo los períodos destinados a sustituciones. En palabras más sencillas, horas lectivas son aquellas horas dedicadas exclusivamente a realizar las actividades dispuestas para el aula, es decir, las horas realizadas de clases efectivas. Mientras que las actividades curriculares no lectivas (ACNL) son: Aquellas labores educativas complementarias de la función docente de aula, tales como la administración de la educación, las actividades anexas o adicionales a la función docente propiamente tal, la jefatura de curso, las actividades co-programáticas y culturales, las actividades extraescolares, las actividades vinculadas con organismos o acciones propias del quehacer escolar y las actividades de coordinación con organismos e instituciones del sector que incidan directa o indirectamente en la educación (Estatuto Docente, Artículo 6º.p. 2). De esta manera es necesario adentrarnos no solo en el quehacer de los docentes sino también en las condiciones que se desempeñan, pues no depende solamente de un ente con conocimientos mayores frente a un curso, sino también una planificación de los procesos de aprendizaje para los alumnos, ya que de estos depende si el aprendizaje es efectivo o no. Chile cuenta con una distribución de horas lectivas y no lectivas de relación 75%-25%, sin embargo, tratándose de docentes que se desempeñen en JEC (Jornada Escolar Completa), la docencia de aula será de un máximo de 32 horas y 15 minutos, así lo establece el artículo 129 del Reglamento del Estatuto Docente, lo que se debe determinar es si efectivamente se cumple con esta ley, y si se cumple, determinar la distribución de este tiempo y, además cómo se respeta, tema que algunas personas no han logrado o no han querido analizar. Hoy los docentes, prácticamente no disponen de tiempo para la dedicación de tareas no lectivas: preparación de material, revisión de pruebas, reflexión sobre el proceso enseñanza-aprendizaje, entre muchas otras. Se puede entender que lo que ha estado fallando es la conciencia que existe tanto a nivel institucional como a nivel de política pública respecto a estos temas; respecto a lo que significa la labor docente y, sobre todo, lo que ocurre realmente al interior de los establecimientos. El docente debería tener claramente determinado dentro de sus horas de trabajo un tiempo prudente y establecido para su trabajo no lectivo, y que éste sea respetado tanto por los directivos del establecimiento como por toda la sociedad. El proyecto de Carrera Docente que hoy duerme en el Congreso contempla un aumento de horas no lectivas de un 25% a un 30%. Si bien el aumento no es sustancial, podría ser una ayuda, siempre y cuando se permita a los profesores hacer un uso eficiente de él.