José Hidd Yasin : inmigrante árabe en Santa Clara, Provincia de Ñuble (1889-1966)

Abstract

Desde la segunda mitad del siglo XIX y hasta las primeras décadas del siguiente, Chile es parte del proceso migratorio mundial, recibiendo una gran gama de extranjeros. Eso sí, las corrientes migratorias no representan más del 5% de la población total, como señala Benavente y otros. Cifra global que pasó, para el periodo 1800-1900, de 900 a 1.600 millones de personas, gracias a un alza en la esperanza de vida de 35 a 50 años. Sobre esa base, debemos concebir la migración como “todo desplazamiento geográfico de un grupo importante de personas desde una situación de menoscabo. Alentado por el Estado o por iniciativa personal.” En el caso particular de nuestro país, la primera de ellas se desarrolla en el sur del territorio y tiene como protagonistas a españoles, italianos, alemanes, franceses; hombres y familias procedentes de Europa bajo el apelativo de “buena raza”, como los podría definir Nicolás Palacios en su Raza Chilena. “De esta forma se perseguía la incorporación efectiva de extensos territorios deshabitados, la activación de la economía, mediante la explotación agrícola de los mismos, y el mejoramiento de las características de la población chilena a través de la acción ejemplificadora de los inmigrantes”. Si miramos dentro de este marco, nos daremos cuenta que “la colectividad hispana en Chile asume el liderazgo entre los europeos, manteniéndose durante todo el siglo XX como la más numerosa” . Sin embargo, la figura de Gilberto Harris viene a romper con el paradigma de superioridad y perfección instalado en Chile hacia el europeo avecindado en nuestras tierras mediante la promoción estatal a través de oficinas en sus patrias de origen y con la consiguiente anulación de los costos de viaje y compra de terrenos aquí. “En 1883 la inmigración gratuita patrocinada por el Estado trocaba en que más de doscientos franceses de la peor especie han tenido sitiadas nuestras agencias para obtener pasaje por el vapor Aconcagua”. Más allá de todo eso, la migración de segundo tipo planteada, espontánea, es la que atañe a la investigación que desarrollamos. Dentro de ella caben japoneses, chinos, italianos, españoles, yugoeslavos, ingleses y árabes, provenientes del Imperio Turco Otomano. Es el grupo desde el cual descenderemos en nuestro análisis. Son individuos que en forma libre y voluntaria llegan a nuestro país atraídos por su riqueza, geografía, clima, estabilidad política. Vienen a llenar los espacios y las necesidades de la población. “Es la tierra de la libertad, de la alegría, de la vida fácil”. Claro está, no cuentan con ningún tipo de garantía ni promesa del Gobierno, debiendo asumir personalmente o con ayuda de paisanos los costos del viaje y la permanencia en estas tierras. Lo cierto es que la inmigración árabe en Chile se inicia en 1880, veinte años después que a nivel continental. Los protagonistas de la hazaña serán hombres jóvenes y jóvenes adultos, solteros, los que tenían menos lazos que los ataran a su lugar de origen. 5.000 sería la cifra cercana de los “turcos” asentados en Chile durante este proceso migratorio contingente transcurrido hasta 1940, aproximadamente. A partir de esa matriz arranca nuestro tema de estudio. José Hidd Yasin, joven inmigrante árabe que llega a nuestro país en 1913 en compañía de dos primos (Salem Hidd Asem y Alejandro Hidd Appas). El foco principal se orientará a describir su arraigo e importancia en Santa Clara (en el que se asienta sólo con el primero de los primos citados), pueblo de la Depresión intermedia cercano a los 2.000 habitantes, según el último censo nacional; perteneciente a la Provincia de Ñuble, distante 36 km. al sur de Chillán y 12 km. al sur de su capital comunal, Bulnes. Sus coordenadas son: 36º 49´Sur y 72º 20´Oeste, con una altura aproximada de 100m.s.n.m. Para ello, hemos dividido la información en dos capítulos. El primero de ellos apunta a identificar el lugar de origen del viajero, las causas de su travesía y la descripción de ésta misma. Todo ello, antes de su llegada a Santa Clara. Mientras que el segundo detallará su arraigo en estas tierras, su independencia económica y el protagonismo comercial y pecuario que en ella logra. Todo ello bajo un notable aporte bibliográfico, documental y testimonios orales trascendentales.