Hechicería y guerra en la zona de Vilcún, 1693-1965 : una mirada socio-critica a la frontera mapuche

Abstract

Al realizar una revisión de la historia de Chile, fundamentalmente en lo tratante a Descubrimiento y Conquista, la mayor bibliografía y fuentes se encuentran orientadas a lo que es el estudio de la llamada zona fronteriza, es en este tema donde se pueden encontrar interpretaciones como que la historia de Chile se ha cimentado en base al espíritu guerrero de sus habitantes, por parte de historiadores como Mario Góngora, “La imagen fundamental y primera de que Chile se tiene es que constituye, dentro del imperio español en las indias, una frontera de guerra, una tierra de guerra”, por lo que, en el ya lejano siglo XVI prospera esta idea , asemejándola a la vaina de una espada, con los audaces indígenas del sur que se oponían férreamente al dominio español. Sin embargo, ya desde mediados del siglo XVII, esta imagen comienza a hacerse más borrosa, la ausencia de levantamientos indígenas de envergadura, siendo el último conocido, la rebelión de 1655, hizo suponer que se estaba en un territorio pacificado, haciéndose énfasis en el despegue económico de la región, reforzado esto, por autores como Sergio Villalobos, quién supone la importancia de las relaciones comerciales de la frontera y el dinamismo de la misma, entre españoles e indígenas, predominando la paz, basada en las relaciones fronterizas, parlamentos e indios amigos, tomando las acciones bélicas como algo propio del siglo anterior. Esto lleva a formar una visión donde los conflictos bélicos y el desarrollo económico del país, se presentan como base de la historia de Chile, sin embargo, en medio de estas dos grandes temáticas, ampliamente estudiadas, se presenta a su vez una variada gama de temas muy poco explorados y trabajados en nuestra historia, uno de ellos, y el tema de esta investigación, es el tratamiento de la Hechicería y la ritualidad indígena.A fines del siglo XVII, se dan variadas acusaciones contra los indígenas de hechicería y trato con el demonio, lo que correspondería a una afrenta contra el cristianismo y por tanto estas prácticas debían ser castigadas y erradicadas, razón por la cual el español denunciará y combatirá estas prácticas, traducidas, principalmente, en las juntas o reuniones de indígenas en cuevas, donde llevarían a cabo rituales propios de la hechicería y contactándose con Satanás. Una referencia central para este estudio la entrega Antonio Dougnac Rodriguez, quien habla del delito de hechicería en Chile indiano; “atendidas las dos vertientes culturales que constituyeron la base mestiza en que se cimentaba la sociedad indiana, no es extraño que se hayan producido casos de hechicería”,entregando algunas clasificaciones de la ritualidad y razones por las que se interpretan como hechicería, brujería o magia. Además si se puntualiza en la zona fronteriza, es posible encontrar el estudio de un caso judicial realizado por Holdenis Casanova en Chillán, referido a acusaciones de brujería y espíritus maléficos en la zona: “ Entre los años 1749-1750, se desarrolló en la ciudad de Chillán un interesante proceso judicial contra un grupo de mapuche, hombres y mujeres, por supuestas prácticas de brujería mediante el pacto implícito y explicito con el demonio” lo que va ampliando y clarificando la visión y revisión del tema. Sin embargo, al realizar una investigación se debe tener cuidado en lo que dice la fuente explícitamente y aquello que se presenta de modo más implícito, aquí es donde radica la problemática, pues el español, si bien es cierto, protege el cristianismo, su fin parecería ser el de mantener controlado el territorio, libre de alzamientos indígenas, desarticulando cualquier foco de organización y conspiración de los indígenas contra indios amigos o españoles, que desestabilicen la paz que caracteriza el periodo, en materia de guerra. Las juntas de indígenas presentan una dualidad en su significado y prácticas, tanto para los españoles como para los indígenas, esto es, básicamente en la interpretación y finalidad que ven en éstas ambas partes. Para los primeros la podemos clasificar en dos ámbitos: el espiritual; como defensa del cristianismo y combate del demonio, y en lo político-militar; el control del indígena y la desarticulación de alzamientos y alianzas entre caciques, para mantener la paz del territorio. Para los indígenas también podemos identificar dos ámbitos: el espiritual, que implica la realización de rituales propios de su cultura, como herencia de sus antepasados y conservación de tradiciones, siendo también una instancia de organización de levantamientos contra los españoles para recuperar su autogobierno, su tierra y para vengarse contra las atrocidades cometidas contra su gente. Por tanto, analizaremos estas juntas bajo la significancia de esta dualidad, dada implícitamente en la fuente estudiada, además de considerar dos conceptos vitales en esta investigación El Control, se acerca más a un aspecto global que implica el acto de dominar como un eje preponderante, pero el control es necesario mantenerlo, es por esto que los levantamientos indígenas implicaban para la época una pérdida momentánea del control, y el Dominio como algo inmediato más cercano a situaciones de poder y relaciones de superioridad, este sentido de estar por sobre el indígena es propio de una sociedad europea que llega a un continente en que el nivel de desarrollo es menor al que ellos conocen desde su tierra. Así las juntas de indios pueden ser tomadas desde varias aristas, según el fin que se persiga, como hechicería y tratos con el demonio, justificando la idea de control y dominio del indígena por parte del español, evitando alzamientos y perdida de territorios ya pacificados, y como mecanismo o medio de organización por parte del indígena para recuperar su propio gobierno y oposición al español, acompañado claro está de los rituales propios de estos grupos, que forman parte de su ethos cultural, de su propia esencia que le son completamente inalienables a cualquier manifestación o acción que realicen, dándose así una multiplicidad de significados, representados por la dualidad antes mencionada.