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Título : Ir a la luz de los tiempos : la doctrina social de la iglesia y su "opción" por los pobres
Autor : Briones Quiroz, Félix M.
Castro Bascuñán, Rodrigo Andrés -- rodcastro.bas@gmail.com
Universidad del Bío-Bío. Escuela de Pedagogía en Historia y Geografía (Chile)
Palabras clave : IGLESIA CATOLICA- HISTORIA
IGLESIA CATOLICA Y PROBLEMAS SOCIALES
POBREZA
Fecha de publicación : 2015
Resumen : La Doctrina Social de la Iglesia es un cuerpo de principios entre los cuales se destacan el de solidaridad, bien común, libertad, participación, dignidad. Que surgen con la finalidad de dar orientaciones justas ante las realidades sociales, económicas y ciertamente políticas que se desarrollan durante la convivencia de un grupo de personas que habitan un territorio en común; para que se rijan de acuerdo con el desarrollo de la dignidad humana. La institución eclesiástica comienza a manifestar una actitud más participativa en cuanto a las relaciones de la vida cotidiana, ya que su doctrina está destinada a los hombres y, por lo tanto, no solo tiene el derecho sino que la obligación de enseñar las bases que deben guiar una convivencia armoniosa de la sociedad. Armonía que viene a ser quebrantada cuando a fines del siglo XIX en Europa comienzan a evidenciarse una serie de problemas sociales causados por la Revolución Industrial. Este fenómeno que se originó en un principio en Inglaterra, y que luego se expandió por el resto de Europa hasta llegar a América Latina, se caracterizó por la incorporación de la maquinaria en reemplazo de la fuerza productiva humana. Lo que provocó que, bajo un contexto liberal expresado en un modelo capitalista, el hombre se viera relegado en cuanto a su aporte en la producción. Lo que originó una serie de movimientos que surgen como reacción a la incorporación de las máquinas al proceso productivo entre ellos el Ludismo. Así lo señala Cardona cuando señala que: “Durante las primeras décadas del siglo XIX se produjeron numerosos levantamientos de obreros y campesinos que protestaban contra la introducción de las máquinas y la generalización del sistema fabril. Este movimiento recibió el nombre genérico de luddita o ludita de un hipotético Ned Ludd o Lud, oriundo de Leicestershire, que según parece destruyó en 1779 una serie de máquinas destinadas a la fabricación de medias, aduciendo que el maquinismo dejaría a los obreros sin trabajo”. Por consecuencia la industrialización se convirtió en un arma de doble filo, ya que las industrias resultaron ser un polo de atracción para la población que estaba en búsqueda de mejores condiciones de vida, generando la aceleración del proceso de migración campo-ciudad con resultados nefastos, ya que este nuevo grupo de personas al llegar a la ciudad, no disponían de los servicios adecuados para una vida digna. Y por otro lado lo que parece más relevante, los nuevos obreros de la fábricas (que incluían a niños y mujeres) fueron sometidos a estrictas jornadas de trabajo por parte de los empresarios, que a la postre permitiría la penetración del Marxismo en la conformación del movimiento obrero exigiendo reivindicaciones sociales bajo un contexto de “conciencia y lucha de clases”. El objetivo de este trabajo es establecer la relación que existe entre la Iglesia y la sociedad, que surge como consecuencia del contexto recientemente señalado. La institución eclesiástica comienza a manifestar cierta preocupación por la situación de aquel grupo social que era el mayoritario por cierto, y que se encontraba sumido en condiciones de miseria absoluta. Pero ¿De qué manera la iglesia vuelve a dar “prioridad” a la situación de los oprimidos? Sobre este cambio profundizaremos, teniendo en cuenta que por largos siglos la Iglesia Católica estuvo vinculada al sector que poseía el poder político y económico. Coyuntura que la podríamos situar desde la realización del Concilio de Nicea el año 325, en que la Iglesia pasa de ser un movimiento de los pobres orientados por los valores morales y de la dignidad humana a convertirse en uno de los principales pilares del Estado, colaborando y aliándose con la riqueza y con los privilegiados. Y defendiendo el Status Quo y la división de la sociedad en clases. La historia eclesiástica nos dice que los primeros cristianos fueron sometidos a las más crueles torturas por parte del Estado defendiendo su fe y desafiando a los grupos dominantes. “Las persecuciones tuvieron aspectos muy variados, pues los perseguidores no se limitaban a atormentar o quitar la vida a los cristianos, sino que les hacían apostatar, los privaban de sus bienes y derechos civiles, destruían los libros y objetos sagrados e impedían su comunicación con los sacerdotes y obispos. Se emplearon contra los cristianos los más diversos y horribles instrumentos de martirio: la pez y el aceite hirviendo, la hoguera y las fieras del circo, la crucifixión, etc.”. Persecuciones que fueron superadas por los cristianos debido a su elevada moral, basada en los principios de caridad, de supresión de la esclavitud (argumento que va ser utilizado por el marxismo, pero como crítica hacia la religión). La consideración de la mujer y sobre todo del pobre. Actitudes que iban en plena concordancia con el mensaje de Jesucristo, quien en su estancia en la tierra se caracterizó por llevar una vida austera y alejada de cualquier ostentosidad material. Planteamientos que vuelven a tomar fuerza en la Iglesia Católica, y que se ven reflejados en que esta, se manifiesta en cuanto a la realidad social que se vivía por ese entonces. La primera expresión concreta y con la cual se inicia la denomina Doctrina Social fue la aparición de la Encíclica Rerum Novarum publicada el 15 de mayo de 1891 por el Papa León XIII. Entre los aspectos principales que hace referencia la encíclica se refiere a la situación de los obreros de la siguiente forma: “Es difícil realmente determinar los derechos y deberes dentro de los cuales hayan de mantenerse los ricos y los proletarios, los que aportan el capital y los que ponen el trabajo. Es discusión peligrosa, porque de ella se sirven con frecuencia hombres turbulentos y astutos para torcer el juicio de la verdad y para incitar sediciosamente a las turbas. Sea de ello, sin embargo, lo que quiera, vemos claramente, cosa en que todos convienen, que es urgente proveer de la manera oportuna al bien de las gentes de condición humilde, pues es mayoría la que se debate indecorosamente en una situación miserable y calamitosa, ya que, disueltos en el pasado siglo los antiguos gremios de artesanos, sin ningún apoyo que viniera a llenar su vacío, desentendiéndose las instituciones públicas y las leyes de la religión de nuestros antepasados, el tiempo fue insensiblemente entregando a los obreros, aislados e indefensos, a la inhumanidad de los empresarios y a la desenfrenada codicia de los competidores. Hizo aumentar el mal la voraz usura, que, reiteradamente condenada por la autoridad de la Iglesia, es practicada, no obstante, por hombres codiciosos y avaros bajo una apariencia distinta. Añádase a esto que no sólo la contratación del trabajo, sino también las relaciones comerciales de toda índole, se hallan sometidas al poder de unos pocos, hasta el punto de que un número sumamente reducido de opulentos y adinerados ha impuesto poco menos que el yugo de la esclavitud a una muchedumbre infinita de proletarios”. Como se puede apreciar la Iglesia Católica comienza a evidenciar cierta “preocupación” ante tal situación compleja que vivían por ese entonces los obreros como consecuencia de la Revolución Industrial, lo que la conlleva a tomar acciones concretas sobre este tema. Este fue el inicio de la nueva vertiente del pensamiento social que se complementaría con los planteamientos teóricos del Papa Pío XI en su Encíclica Cuadragésimo Anno. En la cual se desprende claramente que el aspecto principal que causa esta situación es el sistema económico capitalista. Así lo señala el Pío XI cuando dice que: “Pues, a finales del siglo XIX, el planteamiento de un nuevo sistema económico y el desarrollo de la industria habían llegado en la mayor parte de las naciones al punto de que se viera a la sociedad humana cada vez más dividida en dos clases: una, ciertamente poco numerosa, que disfrutaba de casi la totalidad de los bienes que tan copiosamente proporcionaban los inventos modernos, mientras la otra, integrada por la ingente multitud de los trabajadores, oprimida por angustiosa miseria, pugnaba en vano por liberarse del agobio en que vivía”. Esto sumado a lo expuesto en el Concilio Vaticano II. Iniciado con el Papa Juan XXIII quien específicamente en sus encíclicas Mater Magistra y Pacem in Terris, al igual que Pablo VI en Gaudium et Spes y Populorum Progresio postulan que los pobres se encuentran sumidos en la opresión causada por un pequeño grupo de personas. Que justamente hizo que los pobres se alejaran de la doctrina católica ya que esta solo los mantendría tranquilizados con el argumento de una vida mejor, pero en el reino de los cielos. Lo que provocó finalmente que los pobres poco a poco empezaran a adoptar nuevas doctrinas y se sintieran representados por pensamientos absolutamente opuestos, siendo sin duda el Marxismo el más influyente. Los postulados de Marx fueron adquiriendo cada vez mayor preponderancia entre los sectores populares, y causaron una gran preocupación en la jerarquía eclesiástica y como no, si uno de los principales planteamientos teóricos de esta nueva doctrina era el ateísmo y la negación de todo aquello que trascendiera al mundo terrenal. Lo que los confrontaba de manera directa con la Iglesia Católica. Y es quizás por esta razón, y para evitar la infiltración marxista en la sociedad, principalmente en los obreros que nace esta nueva corriente. La Doctrina Social surge para acercar la iglesia al pueblo, a los pobres, a ese grupo de personas que dieron el origen a la tradición cristiana y a la configuración de la iglesia como tal. A ellos quienes sin poner ni siquiera en duda dieron su vida en defensa de la fe. Y es precisamente este el eje central de la presente investigación, el como la iglesia afronta el nuevo contexto económico - social por el que se atraviesa y a partir de esto, volviese a “optar por los pobres”.
Descripción : Memoria (Profesor de Educación Media en Historia y Geografía) -- Universidad del Bío-Bío. Chillán, 2015.
URI : http://repobib.ubiobio.cl/jspui/handle/123456789/1235
Aparece en las colecciones: Pedagogía en Historia y Geografía

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